Hace unos meses, unos de mis cómplices y miembro del Equipo ILIDE PERU me pidió que escribiera sobre los resultados de la COP20, pero por cosas del destino no pude inspirarme para ello. Y es que casi siempre que escribo sobre algo, es en base a lo que voy viviendo en mi día a día, y sobre todo veo que es tangible (Hechos, no palabras).

Es por ello, que en esta oportunidad quiero compartirles un extracto de mi experiencia en el proyecto “Recrearte”.

Quizás sea las emociones encontradas de tan reciente viaje, pero lo que pude percibir de este lugar es mucho más allá de la naturaleza que nos rodea, pude percibir una armonía única entre el hombre y su cosmovisión, haciendo que todo tenga un equilibrio. Este reflejo se comienza a vivir desde los más pequeños, quienes a través de mi último taller de educación ambiental no formal, me demostraron una gran capacidad de análisis y respuesta a través de trabajos en el que consistía en generar pronunciamientos.

Este taller, resumía una parte de lo trabajado en el tiempo que duró el proyecto. Pero antes de trabajar este producto, se les pasó unos audiovisuales trabajados en el proyecto “Recrearte 2013″. Me refiero a unos vídeos que realizaron los mismos niños y niñas napurunas de ese tiempo sobre la consulta previa, en este material se busca que a través de las letras compuestas por los mismos niños, diversos tipos de públicos se den cuenta de las irregularidades que se dan con nuestros hermanos indígenas.

 Es así, que a través de estos productos, los 66 niños y niñas napurunas analizaron la situación que viene afectando a las 23 comunidades indígenas de donde vienen, implicando que ellos como representantes de los niños y niñas de la cuenca del río Napo medio, debían de expresar en los pronunciamientos: La exigencia de respeto a sus comunidades, sus territorios, sus derechos. Quedando en claro que todos estamos llamados a generar políticas públicas en donde trascienda la equidad intergeneracional, porque la consulta es para todos y todas.